La capital cubana enfrenta una epidemia de drogas con la proliferación de "el químico", una sustancia barata y accesible que está causando estragos entre los jóvenes. Josué, un consumidor ocasional de 23 años, describe la sensación de consumir esta droga como un "corrientazo de energía" que afecta su percepción y movimientos.

A diferencia de las drogas tradicionales, "el químico" es una mezcla casera de plantas y precursores químicos de bajo costo, a menudo rociada sobre orégano o laurel. Su precio, entre 150 y 200 pesos por dosis, lo hace irresistible para muchos, especialmente para los más jóvenes, que pueden comprar hasta 20 dosis por el precio de una pequeña cantidad de cannabis.

La producción y venta de "el químico" en La Habana es un secreto a voces. Manuel, otro usuario, menciona que es tan común que incluso podría estar siendo vendido por el vecino sin que nadie lo sepa. "Se consigue donde quiera. Lo venden en toda La Habana y tiene a la juventud enferma. Una locura es lo que hay con ‘el químico’”, comenta.

La accesibilidad y el bajo costo han convertido a "el químico" en la droga de elección para muchos jóvenes, creando una preocupación creciente entre las autoridades, que luchan por mantener bajo control su consumo a pesar de una estricta política de "tolerancia cero" hacia el tráfico de drogas.

Este problema no solo es una cuestión de salud pública, sino también de seguridad, ya que "el químico" se asocia con una ola de violencia y criminalidad. La duración breve del efecto lleva a los consumidores a buscar constantemente más, lo que algunos sugieren podría estar contribuyendo al aumento de la delincuencia en la isla.

Sin embargo, la falta de transparencia y datos oficiales sobre el consumo de "el químico" y su impacto en la sociedad cubana deja muchas preguntas sin respuesta. Lo que es claro es que "el químico" ha tomado por asalto a La Habana, atrayendo a jóvenes en busca de un escape barato, pero a un costo que podría ser demasiado alto para la sociedad.